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Nunca pierdan el optimismo y la fuerza para el gran paso

Por Guillermo Crampet Arbiza

En mi casa siempre escuché que los objetivos se cumplen con mucha dedicación, esfuerzo y trabajo. Palabras que algunas veces estuvieron rodeadas de necesidad y otras de ambición. Pero siempre cargadas de optimismo y fuerza para dar un paso más.

También lo vi. Recuerdo la dedicación, el esfuerzo y el trabajo. Y cuánto aprendí. Muchísimo. Son mis palabras de cabecera: siempre intentando cumplir con la necesidad y equilibrando la ambición. Pero sin olvidar la honestidad, más allá que nunca vamos a caer bien a todos.

En la ambición siempre veo el éxito. Pero no solo el éxito económico, sino el personal. El de emprender, fallar, volver a intentar y volver a fallar para luego sí saltar. Y de todas esas acciones no se olviden de fallar. Es lo más común en todos, además de resultar bueno. Perder es más rico que ganar, en muchos casos los errores enseñan y los aciertos nublan. Por eso no tengo miedo a fallar o vivir un momento de crisis. Lo dijo Einstein: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque trae progresos”.

Pero para eso no olvido la dedicación, el esfuerzo y el trabajo. Tampoco olvido la necesidad de cambiar. Porque para crecer, con mayor o menor ambición, es fundamental innovar. Evitar caer en la monotonía tradicional, en la producción en serie. Intentar mirar más allá de lo que está en frente a nosotros. Siempre hay algo más.

En Paso de los Toros veo muchas necesidades por cumplir y pocos ojos que miran con ambición. Una ciudad que no se anima a cambiar y espera que alguien acerque los cambios. Aunque nadie puede hacer más por nosotros que nosotros mismos. Pero sí observo la dedicación, el esfuerzo y el trabajo. Capaz los cambios inicien cuando más ojos empiecen a mirar con ambición y proyectar más lejos de lo que está o podrá venir.

Nunca pierdan el optimismo y la fuerza para el gran paso.