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Recomendaciones del SINAE ante la ola de frío polar

La Organización Meteorológica Mundial la define como el resultado de un fuerte enfriamiento por la invasión de una masa de aire muy fría que se extiende por un amplio territorio, en forma brusca y repentina.

La persistencia de una baja sensación térmica puede afectar nuestra salud. Si bien por lo general todos tenemos la posibilidad de protegernos, es necesario prestar especial atención a la población más vulnerable: personas adultas mayores, niños, personas en situación de calle y personas con ciertas enfermedades asociadas a problemas respiratorios, circulatorios, cardíacos, etc.

Puede aumentar el riesgo de sufrir complicaciones cardíacas fundamentalmente en personas mayores de 50 años y enfermedades vasculares. Por otra parte, el frío debilita las defensas por lo que aumentan las posibilidades de contraer gripes y cuadros respiratorios.

También son vulnerables quienes se encuentren bajo los efectos de alguna droga inclusive el alcohol (porque altera el sistema de regulación de la temperatura corporal y disminuye la conciencia) y quienes desarrollen tareas al aire libre, en particular, en horas de la noche y la madrugada.

Cuando la temperatura corporal de una persona es demasiado baja, inferior a 35 grados, se la considera hipotermia. A medida que las personas desarrollan hipotermia, sus habilidades de pensar y moverse se van perdiendo y puede causar la muerte. El cuadro de hipotermia se caracteriza por somnolencia, debilidad y pérdida de coordinación, entumecimiento de extremidades, temblores, frecuencia cardíaca y respiratoria más lenta.

Se considera que estamos ante la presencia de una ola de frío cuando se presentan hasta 3 días con temperaturas máximas entre 5° y 10° y/o sensación térmica entre 0° y 5° al menos durante 18 horas. Existe para este caso también los umbrales de riesgo nivel amarillo, naranja y rojo.

Fuente: Sinae