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Palabras de Lennon, hijo de Eduardo Piastre: Reconocido, querido y homenajeado en la 36a. Expo Feria

Compartimos una publicación del músico y Profesor Lennon Piastre, hijo del reconocido, querido y recordado Docente de música Eduardo Piastre, quien ha sido homenajeado en la Expo Feria, en su 36a. edición, donde el escenario fue denominado con su nombre:

Ayer fue un día muy especial. Un hermoso reconocimiento a mi papá, Eduardo Piastre, de quien lleva nombre el escenario durante la 36a Expo Feria de Paso de los Toros.

Un enorme gracias a todos!! A la asociación de músicos AMDET Paso de los Toros por tan linda iniciativa, a las autoridades del Municipio por el apoyo, al personal que trabajó para que se cartel luzca en el mejor lugar, al staff de sonido y multimedia, a los presentadores, a Carlos Alamendy y demás integrantes de la Banda 220 por brindar el espacio dentro de su espectáculo, a nuestros familiares y tantos amigos que nos acompañaron.

Dejo las palabras que compartí ayer:

«Así como el tiempo histórico, cronólógico, quedó dividido en 2 hace unos 2022 años. AC y DC, puedo decir que la vida de mi papá, Eduardo Piastre, hace unos 24 años, allá por el año 98, también se dividió en AC y DC. En ese entonces él integraba este proyecto musical, La Banda 220, o la banda como él la llamaba, junto con Carlitos, y quien mejor que él para poder dar fe de que existió un viejo Eduardo y un nuevo Eduardo. Sin duda que lo apreciamos y hoy recordamos por toda su trayectoria como músico y docente, por su gran capacidad como instrumentista, cómo cantante, compositor, arreglador; por su gran aporte a la cultura isabelina, y también de Carlos Reyles, ese cercano lugar donde por más de 16 años supo compartir de sus enseñanzas y su amor. Algunos hoy recuerdan al Buho, otros al Profesor Piastre, a Artigas Eduardo, al Edú, al Hno Piastre, al gordo, al tata, a Pa. Cada una de esas denominaciones hace referencia a diferentes grados de cercanía hacia su persona, unos bien cerca, otros un poco más alejados. Pero si lo miráramos desde su perspectiva, la de sus últimos 20 años, de seguro sería prácticamente un círculo con él en el centro y cada uno de nosotros a igual distancia a su alrededor, porque en especial a partir de su nuevo nacimiento en Fe, el amor genuino que no hace diferencias, que se brinda por igual para todos, fue un sello en su vida cada día. Porque el Eduardo DC, o mejor dicho, CC (con Cristo), se caracterizó por una vida llena de amor, no solo por su familia, sus amigos, sus hermanos de Fe, sino el prójimo, el que necesitara de su ayuda, allí estaba él cuando se lo requería.
Él no sólo fue hábil con su manos para las teclas, las cuerdas o los palillos, también lo fue para amasar sus características pizzas o tortas de fiambre con las que no solo agasajó a quienes lo visitaron en cada cumpleaños en su casa, sino que sorprendió a muchos compartiéndoles de sus especialidades, mostrándoles de esa manera un humilde gesto de agradecimiento y amor. Con esas mismas manos solidarias, solía tomarle la presión a más de un vecino a la vuelta del barrio, porque realmente se preocupaba por la salud no solo de los suyos, sino de quien pudiera ayudar. Con esas manos solidarias cambió más de un enchufe, pegó varios ladrillos, cambio cuerdas ajenas, acarreó pesadas carretillas, abrazó a cuantos le permitieron; algo que supo extrañar en tiempos de COVID, donde nunca aceptó relegar a un segundo plano el afecto, la cercanía, el amor fraterno, sin llegar a olvidarse del respeto por el otro.
Sin duda que las palabras de Jesús, “Más bienaventurado es dar que recibir”, se materializaron a menudo en la vida de mi papá, un hombre que era feliz dando, compartiendo de lo mucho, o más bien de su poco, de diferentes formas. Y para terminar, si hay algo no puedo dejar de señalar, es que además de un padre con todas las letras, vi siempre en él, el ejemplo de una persona humilde, tanto para reconocer lo bueno que era en muchas áreas de su vida, pero también para saber pedir ayuda cuando lo necesitaba, y por sobre todo, el haber sido una persona con mucha coherencia entre lo que pensaba, decía y hacía. No fue perfecto, cometió errores, también supo pedir y dar perdón. Pero si hay cualidades de su vida que me marcaron mucho, y también la de quienes le conocimos más de cerca, fueron su sinceridad, su franqueza al hablar y su excelencia al hacer las cosas; cualidades que lamentablemente a menudo escasean, y que tanto bien nos hacen a nosotros y a quienes nos rodean. Papá creía en una ley de Dios, y yo también. La de la siembra y la cosecha. Sin duda que él sembró en muchísima gente, de diferentes maneras, hasta el día de su partida. Él se me adelantó, y duele, pero empezar a ver frutos de su siembra me alegra el corazón, y sé que también a todos quienes le amamos mucho. Este día, este momento, este hermoso homenaje, esta linda iniciativa de sus amigos músicos , el respaldo dado por las autoridades locales y el esfuerzo de tanta gente que trabajó para esto, es parte de su cosecha, la cual no tengo dudas que seguirá mostrando muchos frutos en el transcurso de los próximos años. Muchas gracias.»