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Después del aislamiento, ¿qué? El gobierno piensa en un plan de salida de la cuarentena

Sabemos que llevará tiempo, pero en algún momento el encierro debe acabar. Y entonces, ¿qué vendrá? El gobierno armó un equipo en OPP para planearlo. Advierten que las escuelas serán lo último.

¿Cómo haremos para salir de esto? La pregunta resulta algo extraña para los médicos que se han especializado en el estudio de las infecciones pandémicas y que tienen la cabeza metida de lleno en el nuevo coronavirus. ¿Salir? Algunos piensan que no saldremos, por más apocalíptico que esto se lea, y que el término “salir” da una falsa ilusión de lo que sucederá con el Covid-19, que quizás pueda dar una tregua, pero retirarse jamás.

Estamos observando la “primera ola” de la pandemia en Uruguay, con 400 diagnósticos positivos —seguro que casos hay más— y cinco muertes. Llevamos tres semanas desde la confirmación de los primeros enfermos, por lo que estamos en la primera fase de esa primera ola, que marca el ritmo de circulación del virus y que puede durar de cuatro a seis semanas. Lo que sigue es una meseta que se dará en torno a las ocho semanas. Y el ciclo de la ola, por el cual se habrá contagiado hasta 40% de la población, culminará entre la semana 12 y 16, o sea, a los cuatro meses.

Para salir falta. Más, teniendo en cuenta que luego vienen segundas y terceras olas. Pero antes de entrar en eso, dos apuntes: uno, el proceso descrito es el que suelen cursar las pandemias en general, que no necesariamente es el que atravesaremos con este virus —para bien y para mal, y ahora veremos por qué—; y dos, que las medidas de aislamiento o de “distanciamiento social responsable”, como le gusta llamar al gobierno uruguayo, tienen su efecto y alteran —ahora sí, en principio para bien— el que sería el natural comportamiento de la pandemia.

Los especialistas están pensando en lo que sucede hoy y en lo que vendrá a nivel epidemiológico en las próximas semanas, pero son conscientes de que el resto de los mortales estamos algo inquietos por saber cuándo podremos recuperar nuestra vida normal. Y si bien se aferran al aislamiento porque de esa forma creen que la primera ola no nos tapará y apuestan a que el sistema de salud se sature lo menos posible, nos entienden. Al fin y al cabo, también son humanos. El encierro es malo para la economía, para la salud mental, para la educación, y afecta la vida toda. Por tanto, conceden, algún día debe terminar. Y entonces, ¿qué?.

Lo que sabemos.

Esta es la primera vez que un coronavirus se vuelve pandémico. Los anteriores que han emergido (el MERS, el SARS) no alcanzaron a diseminarse por distintos continentes. De modo que lo que los especialistas conocen son los modelos de pandemia con virus influenza. De hecho, hubo 31 de esas desde 1510 hasta acá, informa Henry Albornoz, profesor adjunto de la cátedra de Enfermedades Infecciosas y parte del comité de expertos que consulta el Ministerio de Salud. La más conocida es la llamada gripe española, que azotó al mundo en 1918 y 1919, pero antes y después hubo otras de las cuales también se puede aprender.

Ese modelo indica que cuando emerge un nuevo virus, toda la población es susceptible pero hay grupos que corren mayor riesgo. Se sabe que generalmente hay una primera ola intensa que baja porque se toman medidas o porque se dan cambios estacionales que terminan desfavoreciendo la circulación del virus, y que luego sobrevienen olas más bajas porque la población va adquiriendo inmunidad. Según se ha visto, el virus deja de ser epidémico y pasa a ser endémico, aunque conserva sus picos estacionales.

Si bien es probable que el Covid-19 se comporte de manera similar, los médicos hacen una salvedad. Y es que ya observan que probablemente este virus tenga una capacidad más alta de mutación que el de la gripe, con lo cual surge la duda de qué tanto la inmunidad que se adquiera evitará una reinfección. Es decir, el Covid-19 podría mutar de tal forma que en un tiempo nuestro sistema inmunológico ni lo reconociera, y todo volvería a empezar.

El otro factor que puede alterar y complicar el ciclo es el frío. Al hemisferio norte la epidemia lo agarró en invierno, mientras que al sur lo agarró finalizando el verano y encima con dos semanas de “delay” que permitieron tomar medidas con rapidez. Sin embargo, en breve bajará la temperatura y eso no solo complicará a las emergencias por la circulación de otros virus, más bien estacionales; también se puede agravar la situación porque el frío potencia las aglomeraciones en lugares cerrados, y la diseminación lenta que estamos viendo podría acelerarse.

Para el director general de la Salud, Miguel Asqueta, “habrá mayor morbilidad causada por el coronavirus, y se asociarán otras enfermedades respiratorias propias de la estación”. Por eso, este año más que ningún otro, el MSP reforzó la compra de vacuna antigripal y la recomienda “enfáticamente en forma masiva”.

Albornoz dice que si la primera ola es “relativamente apagada” y ocurre “temprano”, disminuyen las chances de que coincida con la mayor sobrecarga sanitaria asociada al invierno. Por el contrario, si buscando que la curva sea “chata” se termina retrasando la primera ola, se corre el riesgo de que se superponga con las infecciones respiratorias habituales propias del frío. Por otro lado, prosigue el especialista, “cuanto menos intensa sea, más altas vendrán las siguientes”. Hay ejemplos de ello: el brote de H1N1 en 2009 empezó en México y Estados Unidos en marzo, y por ende los agarró casi en primavera. En esa oportunidad el golpe fue leve, pero la segunda ola, que llegó en el invierno siguiente, fue más intensa.

Concluyendo, ningún escenario es del todo tranquilizador.

El gobierno pidió un especial esfuerzo y se ha dicho que esta semana que culmina, y la de Turismo, serán “claves” para controlar la pandemia. Dice el pediatra infectólogo Álvaro Galiana, que también es hombre de consulta de las autoridades, que la importancia de estos días radica en que es ahora cuando se espera que aparezcan “los mal llamados casos terciarios”, que en realidad son secundarios de los contagios provocados por los casos iniciales. Son ese 12% al que se refirió días atrás el ministro de Salud, Daniel Salinas. No están originados ni en contactos directos ni en viajes al exterior, y dan cuenta de que el virus ya tiene “circulación comunitaria”.

Fuente: El País