En una muestra de creatividad delictiva, estafadores diseñaron una versión del ya manido “cuento de los billetes” con el fin de engañar a nuevas víctimas.
En su versión clásica, el “cuento de los billetes” presenta una casuística variada, pero suele encajar a grandes rasgos en el siguiente modus operandi: una persona llama a la víctima, generalmente un adulto mayor, y se hace pasar por un pariente cercano. En ocasiones los estafadores conocen de antemano información sobre la familia, pero en la mayoría de los casos simplemente entablan conversación y es su interlocutor quien revela esos datos.
Una vez conseguida esa primera fase del engaño, el falso pariente le dice que por algún motivo —cambio del papel moneda, inminente devaluación o crack financiero, etc.— los ahorros que guarda en casa perderán su valor, y añade que enviará a una persona de su confianza —a menudo se invoca la figura de un funcionario bancario— para llevárselo. En la charla se le dice que el dinero será depositado a buen recaudo, o bien que en breve se le repondrá con billetes nuevos.
Luego llega la etapa final: el enviado del falso familiar visita a la víctima y se apodera del dinero.
En las últimas horas, un hombre de 78 años residente en la ciudad de Mercedes fue víctima de una nueva y original versión de ese ya clásico timo.
Según informara el medio local Agesor, el septuagenario recibió una llamada telefónica de alguien que dijo ser funcionario bancario. Esta persona le aseguró que su hijo estaba en ese momento en el banco, haciendo un trámite para cambiar su dinero por billetes nuevos.
A diferencia de las versiones anteriores de la estafa, este cambio no se atribuía a una devaluación o a una mejora en las características de seguridad del papel, sino a un argumento absurdo que, al menos en este caso, funcionó: el interlocutor dijo al anciano que los billetes e circulación estaban contaminados con un virus, por lo que las autoridades estaban procediendo a su sustitución.
Así, el falso funcionario convenció a la victima de que entregara 40.000 pesos a un supuesto contador al que envió a su domicilio.
Alentados por su éxito, los delincuentes llamaron nuevamente al hombre y le pidieron más dinero, y hasta ofrecieron enviarle un taxi para entregarlo. Durante el trayecto, el hombre habló con la conductora sobre los motivos del viaje. La trabajadora supo de inmediato que se trataba de una estafa y avisó a la Policía.
Ahora, efectivos del Área de Investigaciones Zona 1 de Soriano investigan el caso.
Fuente: Montevideo Portal